
Análisis recientes y reportes periodísticos sugieren que un plan potencial de la administración de Donald Trump para la Franja de Gaza, en caso de que este regrese a la presidencia de Estados Unidos, podría alinearse de manera sustancial con los objetivos y deseos a largo plazo del Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Esta perspectiva indica un posible y significativo giro en la política exterior estadounidense con respecto al conflicto israelí-palestino.
Un Enfoque Radicalmente Pro-Israelí
La base de este análisis radica en la conocida postura de Donald Trump durante su primer mandato, que se caracterizó por un fuerte apoyo a Israel y una política que a menudo priorizó los intereses de seguridad israelíes por encima de las tradicionales negociaciones de paz o las aspiraciones palestinas. La reelección de Trump podría significar el abandono de los enfoques diplomáticos y de la solución de dos estados promovidos por administraciones anteriores y la actual, en favor de una estrategia más unilateral y centrada en la seguridad.
Los elementos de un hipotético “plan Trump” para Gaza, según observadores y fuentes cercanas a círculos políticos, podrían incluir:
- Un control de seguridad israelí a largo plazo sobre la Franja de Gaza.
- La desmilitarización completa del enclave, con una supervisión internacional limitada o nula que no cuente con el visto bueno de Israel.
- Un énfasis en la eliminación de cualquier amenaza terrorista, en particular Hamás, sin imponer restricciones significativas a las operaciones israelíes.
- La ayuda internacional para la reconstrucción de Gaza, pero condicionada a estrictos mecanismos de seguridad que impidan la reconstrucción de infraestructuras militares.
- Una posible desvinculación de la idea de un estado palestino viable, o la promoción de una solución que garantice un control israelí predominante sobre los territorios.
Las Demandas Constantes de Netanyahu
Desde la perspectiva del Primer Ministro Netanyahu, sus objetivos para Gaza y la seguridad de Israel han sido consistentes a lo largo de los años, pero se han intensificado tras los ataques del 7 de octubre. Estos incluyen:
- La destrucción total de las capacidades militares y de gobierno de Hamás.
- El control de seguridad israelí total sobre la Franja de Gaza para evitar futuras amenazas.
- La negación de un retorno a la Autoridad Palestina bajo su forma actual o el establecimiento de cualquier entidad de gobierno en Gaza que no esté alineada con los intereses de seguridad israelíes.
- La creación de una “zona de seguridad” o una franja de control israelí dentro y alrededor de Gaza.
- La oposición a una solución de dos estados que implique un estado palestino plenamente soberano.
La convergencia entre estos puntos y los elementos especulados de un plan de Trump sugiere que tal propuesta sería percibida como altamente favorable a las posiciones israelíes, otorgando a Netanyahu gran parte de lo que su gobierno ha buscado en términos de seguridad y control regional.
Implicaciones Regionales e Internacionales
Un plan de esta naturaleza, si bien potencialmente bien recibido en ciertos sectores de Israel, enfrentaría una fuerte oposición por parte de la Autoridad Palestina y la mayoría de los países árabes y europeos, que abogan por una solución de dos estados y un futuro político para los palestinos. Expertos advierten que una política tan desequilibrada podría desestabilizar aún más una región ya volátil, aislando a Estados Unidos de sus aliados tradicionales y complicando los esfuerzos por una paz duradera.
En última instancia, la materialización de un plan así sigue siendo una especulación, dependiente de futuros resultados electorales y desarrollos geopolíticos. Sin embargo, la posibilidad subraya el potencial de un cambio radical en el enfoque de Estados Unidos hacia uno de los conflictos más persistentes del mundo.
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