Milei prometió arreglar la economía argentina. Luego llegó una nueva crisis

BUENOS AIRES – La promesa de Javier Milei de “dolarizar” la economía y eliminar la inflación, que lo llevó a la presidencia argentina en 2023, enfrenta un nuevo y profundo desafío. Tras meses de drásticas medidas de austeridad y desregulación, la nación sudamericana se encuentra sumida en lo que muchos analistas y ciudadanos describen como una nueva fase de crisis económica, marcada por una recesión persistente y una creciente inquietud social.

Desde su asunción, Milei implementó un ambicioso paquete de reformas destinadas a reducir drásticamente el gasto público y estabilizar las finanzas del Estado. Estas incluyeron la eliminación de subsidios, la devaluación del peso y un intento por reducir la burocracia estatal. Inicialmente, su administración celebró la desaceleración de la inflación mensual, presentándola como un indicio de éxito en su programa de “terapia de choque”.

Sin embargo, el optimismo inicial ha dado paso a una realidad económica más compleja y dolorosa para muchos argentinos. La actividad económica ha continuado contrayéndose, el desempleo ha aumentado y la pobreza se ha exacerbado, llevando a un clima de descontento que se ha manifestado en diversas protestas en todo el país.

El impacto de la recesión

Economistas locales e internacionales han señalado que, si bien la inflación ha moderado su ritmo mensual, la acumulación interanual sigue siendo elevada, y el costo de la estabilización ha sido una recesión severa. Las pequeñas y medianas empresas luchan por sobrevivir ante la caída del consumo y el endurecimiento del crédito, mientras que las familias enfrentan aumentos constantes en los precios de los servicios esenciales y alimentos.

“La recesión es innegable. La gente está perdiendo sus empleos, los negocios cierran y el poder adquisitivo se ha desplomado,” afirmó María Elena Gutiérrez, economista de la Universidad de Buenos Aires. “Si bien se ha atacado el déficit fiscal, la pregunta es a qué costo social y si este modelo es sostenible sin una reactivación productiva.”

El gobierno, por su parte, ha defendido su estrategia, insistiendo en que estas son las “últimas cuotas” del ajuste necesario para sentar las bases de un crecimiento futuro. El ministro de Economía, Luis Caputo, ha reiterado la necesidad de mantener la disciplina fiscal para evitar el regreso a ciclos de hiperinflación.

“Estamos limpiando el desastre que nos dejaron. El camino es difícil, pero es el único para sacar a Argentina adelante. La recuperación vendrá, pero no sin antes pasar por este sacrificio inevitable,” declaró un vocero del Ministerio de Economía en una reciente conferencia de prensa.

Desafíos políticos y sociales

La polarización política se ha intensificado a medida que el gobierno busca consolidar su agenda de reformas en el Congreso, donde carece de mayoría propia. Las negociaciones con la oposición han sido arduas, y varios proyectos clave han encontrado resistencia, lo que dificulta la implementación de nuevas políticas y genera incertidumbre sobre la gobernabilidad.

A nivel social, los sindicatos y organizaciones sociales han movilizado a miles de personas en protestas contra las medidas de ajuste. La discusión sobre el papel del Estado y el alcance de las políticas de mercado ha vuelto a ser central en el debate público, con voces críticas que advierten sobre un posible colapso del tejido social.

Mientras tanto, los mercados financieros observan de cerca la situación, buscando señales claras sobre la capacidad del gobierno para sostener su programa en el mediano y largo plazo. La promesa de una Argentina próspera y libre de inflación parece aún distante para muchos, en un país que continúa navegando por aguas turbulentas en su incansable búsqueda de estabilidad económica.

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